24-05-2006

¿¿Llegaremos al 2008??


La universidad ya se ha vuelto parte de nosotros, y entre las muchas cosas que he pensado sobre esto es lo valiente que somos. Estudiamos una carrera vilipendiada, con un campo laboral hipersaturado, donde muchas veces se privilegian a aquellos que cumplen otros cánones. Es cierto, a veces no sirve escribir bien, o hablar bien, o saber manejar una cámara. A veces es sólo caer en el momento adecuado en el lugar adecuado.
Pero, que diantres. Para que echarse otra carga encima, si muchas veces con nuestros respectivos jefes, profes, horarios o micros que no pararon nos basta.
Mejor soñemos un poco, soñemos que Pancho Guerrero se convierte en el próximo Rafael Cavada reporteando desde el frente de batalla, que Rodrigo Castro cubre en exclusiva para ESPN el mundial que Chile y Argentina organizarán juntos (cosa que también se puede soñar), que Pamela Urbina sea la próxima editora general de "El Periodista" y Mario Valenzuela de "La Segunda". Soñemos que Álvaro Rivera será el director de televisión del "Buenos Días a Todos", que Raúl Pinto ganará la Palma de Oro con un documental, que Nicole Mera le tomará el gusto a esto y terminará escribiendo interesantísimas novelas de no ficción y dando clases en el alma mater, que Hernán Mella será el cerebro tras un conglomerado de Radioemisoras, que Andrea Herrera viajará en las giras de distintos grupos para la Rolling Stone, que Cristián Herrera desplaza a todos sus rivales para animar el Festival de Viña (sí, haciendo rutinas con Ruperto y todo eso), que Elizabeth Mendoza sea ama y señora de la más exitosa productora audiovisual (con Don Felipe dirigendo, claro), que Yiro Gatica escribe un guión fantástico, solicitado por Ang Lee, Pedro Almodóvar y Sam Mendes para dirigirlo, mandando así al mismísimo infierno cualquier mala racha en su vida, que Loreto Saavedra termina como experta en look para E! Entertainment Television, y que Chica, Kathy, Camilo, Poli y todo el resto se nos adelante y obtengan espléndidos puestos de trabajo.

No necesariamente la felicidad plena, pero sí un espaldarazo al esfuerzo de años.
Entonces Bertolone tendrá a alumnos nuevos, ávidos de preguntarle "¿y él era su alumno? ¿Cómo era ella en clases?", y Nany se reirá cuando nos recuerde casi durmiendo cada tarde, y la profe Angélica llorará frente al televisor por ver a los del curso que Dios sabe porqué tomó especial cariño, y por supuesto, Eduardo Rodríguez le contará nuestras historias a quien quiera oírlas, y las repetirá si es necesario.
¿Llegaremos al 2008? Alguien recuerde leer esto el día que nos graduemos.